Nada es lo que parece

Deseo tus labios,
deseo tu mente,
mi cuerpo, inconsciente,
arde con pensarlo.
La suerte, sin más,
me enseñó dónde estás,
y quizá sea ese amor.

Espero que no desilusión 
solo por el corazón.
Empezar nuevos caminos,
donde olvide lo anterior, 
sería lo mejor.

Ganar así un pulso,
con la mala suerte 
de enfrentar a la muerte.


Y, al final, vencer.

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