Pulso del Yermo
Caminando por la arena,
batallando el sinsentido,
buscando esa frontera
que borre el desengaño.
Entonces amanece
y de nuevo sale el sol,
es otra oportunidad
de abrir tu corazón.
Aunque siempre cuesta,
encontrar la dirección.
Son sus rayos los que prefieren
abrirse paso tras la charca,
esa charca joven
que ha nacido en dos cuevas,
oscuras como el corazón,
de quien sabe cuándo late,
pero no por qué se atascó.
Solo sabe que funciona
con un poquito de su amor,
lo que ahora anda buscando,
agachado en cualquier rincón.
La esperanza no la pierde,
pero pierde el corazón,
desechado en esa charca
que él mismo creó.
Aun cuando llegan los rayos del sol,
que intentan secar la charca,
las ganas de luchar la llenan,
pues no encuentran la razón.
Ya son muchos días,
y con este, 32 son.
Cómo pasa el tiempo
cuando no te fijas en el sol,
cuando este te rodea
y sus rayos no son de calor,
sino que crean ilusiones
entre la arena y el corazón.
Sabiendo que, cuando luchas tú solo,
te ahogas y pierdes la razón.
Sigue teniendo ocasión
de ver lo que yo hice
para aprender sin razón.
¿Y si no merece la pena
sentir dentro este error?
Pero es una condena
sentir esta desilusión,
viendo cómo todo ha cambiado
y un espejismo
me ha robado la razón.
¡Inshalá!
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